Alrededor del Sol, orbita un cuerpo celeste al que sus descubridores argentinos bautizaron como el Asteroide 4617 Zadunaisky, en honor a uno de los científicos más importantes que hayan surgido de la universidad pública argentina.
Se trata del astrónomo argentino Pedro Zadunaisky (1917-2009), de descollante actuación en el cálculo aplicado a la astronomía. De origen muy humilde, egresó en 1943 como ingeniero civil de la Universidad Nacional del Litoral, hoy Universidad Nacional de Rosario, y en 1950 ganó un concurso para enseñar Introducción a la Astronomía en la Universidad de Tucumán.
Por esos años, yo tenía relación con astrónomos de la Universidad de Córdoba (UNC). Y uno de ellos me propuso el trabajo de recalcular la órbita de Phoebe, la novena luna de Saturno, memoraba Zadunaisky poco ante de su fallecimiento.
La comprobación de la exactitud del nuevo cálculo se hizo en la UNC, confrontando con las posiciones reales que alcanzaba esa luna saturniana. Y no quedaron dudas: los viejos cálculos, hechos en el siglo XIX, tenían errores.
Zadunaisky envió ese trabajo a la prestigiosa Astronomical Journal, de los Estados Unidos, cuyo director lo consideró "a piece of work (una obra de arte). Aquel cálculo es el que aún hoy utiliza la Unión Astronómica Internacional para el seguimiento de esa luna.
De 1959 a 1961, Zadunaisky fue astrónomo principal del observatorio astrofísico del Instituto Smithsoniano e investigador asociado en el observatorio de la Universidad de Harvard.
Allí se dedicó al análisis y cálculo de las órbitas de los primeros satélites artificiales y de las fuerzas que afectan sus movimientos, y escribió "Una guía a la mecánica celeste", editada y publicada por el Smithsoniano.
En 1961 decidió volver al país para contribuir, en la medida de mis fuerzas, a nuestra ciencia astronómica y, por sobre todo, para dedicarme a la enseñanza universitaria, según declaró.
Esa experiencia duró poco. En 1966, tras la terrible Noche de los Bastones Largos, cuando la dictadura del general Juan Carlos Onganía irrumpió violentamente en la universidad de Buenos Aires para acallar los reclamos democráticos, Zadunaisky abandonó la Argentina junto con decenas de profesores e investigadores.
En 1967 y 1968, trabajó en la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos y realizó investigaciones sobre Mecánica Celeste en la NASA, siempre abrumado por su condición de exiliado.
Mucha de la gente con la que viví, sufrió varios exilios.
Aquella violencia estatal expatrió a muchos y hasta provocó la desaparición de algunos que, tal vez, serían los estadistas maduros, honestos y eficientes, que hoy no están, reflexionaba.
A su regreso fue nombrado catedrático titular en la Universidad de Buenos Aires, y allí permaneció hasta su fallecimiento.
También estuvo a cargo de investigaciones astrodinámicas en la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, donde dirigió al grupo especializado en astrodinámica para el cálculo y análisis de órbitas de objetos artificiales.
El asteroide 4617, que terminó llevando su apellido, había sido descubierto en el observatorio Félix Aguilar, de la Universidad Nacional de San Juan. Y ahí trabajaban astrónomos echados de la Universidad Nacional de La Plata por la dictadura militar.
El propio Zadunaisky contaba que "estos astrónomos se acordaban de que me habían ofrecido el cargo de uno de ellos. Y que yo, en lugar de aceptar, le había dicho al interventor: No, mire, usted ha echado gente que ha costado años formar. ¿Por qué los echa? Eso está mal".
"El tiempo pasó y una noche de 1996, esos mismos astrónomos me llamaron por teléfono y me dijeron: Mire, tenemos un asteroide y decidimos bautizarlo con su nombre. Así que, si usted está de acuerdo, lo vamos a hacer, relató.
Los descubridores ejercieron su derecho a bautizar y mandaron el enorme currículo de Zadunaisky a la Unión Astronómica Internacional, con sede en París, que aceptó y registró el nombre.noticias.terra.com.a leer mas
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