domingo, 7 de octubre de 2012

El primer asteroide «puro» en la Tierra

Un escogido grupo de científicos de todo el mundo tiene la oportunidad de analizar unos pequeños trozos de roca que apenas suponen una insignificante mota de polvo -son de 50 a 100 micras más finos aún que un cabello humano-, pero que pueden ayudar a desvelar el origen de nuestro Sistema Solar. Se trata de las muestras recogidas por la sonda japonesa Hayabusa en la superficie del Itokawa, un lejano asteroide de unos 500 metros a 300 millones de km de distancia. La misión fue la primera en lograr la hazaña de aterrizar en una roca espacial, «arañar» su suelo y regresar con lo sustraído a nuestro planeta. Aterrizó en el desierto australiano hace ya dos años tras siete de viaje, pero las partículas todavía deben pasar por el escrutinio de los microscopios. El valor de estas partículas es enorme, ya que los meteoritos que analizan los científicos habitualmente han sido expuestos al medio ambiente terrestre y, por lo tanto, están «contaminados». Las partículas del Itokawa son «puras», ya que llegaron en un contenedor sellado y jamás se han expuesto, según confirmó en su día el equipo japonés tras analizar meticulosamente la procedencia de las muestras. En la actualidad, 70 muestras de esos 1.500 granos identificados como partículas rocosas extraterrestres han sido repartidos para su estudio por once equipos internacionales.Uno de ellos, de la Universidad de Manchester, dispone de dos dispositivos únicos para el estudio de las muestras: los sistemas más sensibles en el mundo para el análisis de los gases nobles xenón y criptón. El equipo espera saber con qué rapidez y a través de qué procesos cambia la superficie del asteroide y si las rocas como Itokawa podrían haber entregado material a la Tierra en su historia primitiva. Los investigadores creen que estas partículas ayudarán a conocer cómo los planetas se formaron hace más de 4.500 millones de años.

Itokawa es solo el tercer cuerpo planetario cuyas muestras han sido devueltas a la Tierra, junto a las rocas traídas de la Luna y los restos del cometa Wild 2 obtenidos por la sonda Stardust. La Genesis también atrapó partículas de viento solar.

Un viaje lleno de problemas
La cápsula Hayabusa (Halcón peregrino) fue lanzada al espacio por los japoneses en mayo de 2003 para recoger muestras del Itokawa, un asteroide situado a unos 300 millones de kilómetros de la Tierra. Llegó a la roca en noviembre de 2005 y estableció una órbita a su alrededor. Entonces liberó a Minerva, un pequeño módulo de descenso de apenas 500 gramos de peso, que aterrizó dos veces para tomar muestras. Durante el viaje de regerso, la nave tuvo varios problemas operativos, como la pérdida de contacto con la base durante tres meses y el funcionamiento deficiente de los motores, lo que hizo dudar a los científicos sobre el éxito de la misión. Con tantos contratiempos, la cápsula podía estar vacía, o podía estropearse durante el descenso. Sin embargo, Hayabusa consiguió regresar a la Tierra con su preciada carga en junio de 2010. 
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