Un cometa pudo chocar contra el planeta Neptuno hace aproximadamente dos siglos. Esto es lo que se deduce de la peculiar distribución del monóxido de carbono en la atmósfera del gigante gaseoso analizada por los autores de un nuevo estudio. El equipo de investigación, que incluye a científicos del observatorio francés LESIA en París, del Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar (MPS) (Alemania), y del Instituto Max Planck para la Física Extraterrestre en Garching (Alemania), analizó datos reunidos por el satélite astronómico Herschel, que ha estado en órbita alrededor del Sol manteniéndose a una distancia media a la Tierra de aproximadamente 1,5 millones de kilómetros, desde Mayo de 2009.
Cuando el cometa Shoemaker-Levy 9 chocó contra Júpiter hace dieciséis años, científicos de todas partes del mundo estaban preparados para observar el acontecimiento. Los instrumentos a bordo de las sondas espaciales Voyager 2, Galileo y Ulises documentaron con bastante detalle este raro incidente. Hoy en día, estos datos ayudan a los científicos a detectar impactos cometarios que tuvieron lugar hace muchos años. Las "bolas de nieve polvorientas", dejan huellas delatadoras en la atmósfera de los planetas gigantes gaseosos contra los que colisionan: agua, dióxido de carbono, monóxido de carbono, ácido cianhídrico y sulfuro de carbono. Estas sustancias se pueden detectar en la radiación que el planeta en cuestión envía hacia el espacio.
En febrero de 2010, un equipo de científicos del Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar descubrió fuertes evidencias de un impacto cometario en Saturno hace unos 230 años. Ahora, las nuevas mediciones realizadas por el instrumento PACS, a bordo del observatorio espacial Herschel, indican que Neptuno experimentó un evento similar. Por primera vez, el PACS permite a los investigadores analizar la radiación infrarroja de onda larga de Neptuno.
La atmósfera de Neptuno se compone principalmente de hidrógeno y helio, con trazas de agua, dióxido de carbono y monóxido de carbono. Los científicos detectaron una distribución inusual de monóxido de carbono: En la capa superior de la atmósfera, la llamada estratosfera, encontraron una mayor concentración que en la capa situada debajo, la troposfera. "La mayor concentración de monóxido de carbono en la estratosfera sólo puede explicarse por un origen externo", dictamina el científico Paul Hartogh del MPS.
Y, concretamente, todo parece apuntar a que ese fenómeno de origen externo fue un impacto cometario. Tal proceso de colisión fragmentó el cometa. El monóxido de carbono atrapado en el hielo del cometa fue liberado, y con el transcurso de los años se distribuyó por toda la estratosfera.
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