El planeta tiene menos de un millón de años, lo que lo convierte en un bebé estelar.
Un planeta de menos de un millón de años es un auténtico bebé aún en formación. Los científicos ya han clasificado desde la década de los 80 hasta ahora centenares de exoplanetas, es decir planetas que se encuentran fuera del Sistema Solar. Un equipo de investigación formado por personal del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) tiene pruebas para considerar que el objeto clasificado como TRM-1C en el año 1985 es el candidato ideal a convertirse en el planeta más joven jamás detectado.
La historia de este objeto es larga y llena de controversias científicas. En el año 1998, la NASA anunció que habían detectado el primer planeta extrasolar gracias a las imágenes del telescopio espacial Hubble. La investigación la firmaba Susan Terebey y sostenía que había hallado una estrella binaria (un sistema estelar compuesto de dos estrellas que orbitan en torno a un centro de masas común) a las que llamó TRM-1A y TRM-1B.
Esto es muy común en el Universo y no representaba ninguna novedad científica. Lo interesante era que a ese sistema se le asociaba un planeta al que se llamó TRM-1C que tendría unas diez veces la masa de Júpiter. Este cuerpo planetario estaría unido a las estrellas por un cordón de gases. Todo el sistema descrito se encuentra en una zona de nacimiento estelar en la Constelación de Tauro donde existe una gran cantidad de nubes moleculares y de estrellas en formación.
Pero la cosa no quedó ahí y el mismo equipo de investigación rectificó su anuncio. En el año 2000, Terebey utilizó el telescopio Keck (Hawaii) para hacer un estudio en el rango infrarrojo y llegó a la conclusión de que TRM-1C no era un exoplaneta. La afirmación se basaba en que no se halló ninguna traza de los gases típicos que componen las atmósferas planetarias como monóxido de carbono, metano o el propio vapor de agua. La explicación que se dio en su momento es que se trataría, entonces, de una estrella de fondo alejada de ese sistema. Con este segundo anuncio, gran parte de la comunidad científica perdió el interés en TRM-1C.
Ahora, la revista Astronomy & Astrophysics publicará un nuevo trabajo que modifica todo lo anterior y devuelve a TMR-1C a la categoría de planeta. El investigador principal de este descubrimiento es Eduardo Martín Guerrero, que actualmente trabaja para el CAB CSIC-INTA pero que ha desarrollado gran parte de su labor investigadora en el IAC. Martín Guerrero explica que en ese año estaba trabajando como profesor de la Universidad de Hawaii y eso le suponía un acceso muy sencillo a todos los telescopios de ese observatorio. "Una noche excelente en el telescopio Canadá-Francia-Hawaii, terminé de hacer la observación programada y se me ocurrió sacar imágenes de ese objeto porque me seguía pareciendo interesante", explica el investigador que dejó esos datos obtenidos en "la gaveta que tenemos todos los astrofísicos".
Un tiempo después, ya en 2009 empieza a trabajar con él -a través del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC)- la pakistaní Basmah Riaz con la que vuelve a indagar sobre el misterioso objeto. Los resultados de esta observación fueron sorprendentes pues TMR-1C había cambiado y era tres veces más brillante y mucho más azul que cuando se detectó por primera vez en 1998. El cambio supone que se trata de un objeto muy joven porque la variabilidad es un comportamiento típico de los cuerpos en formación y lo descartaba como estrella de fondo.
Este estudio, en el que interviene el IAC, evidencia que TMR-1C sería el exoplaneta más joven detectado hasta la fecha y que es miembro de la asociación de las dos estrellas binarias TMR-1A y TMR-1B. Sin embargo, se requieren nuevas investigaciones pues hay datos que hacen dudar a los científicos. Uno de ellos es que el objeto se encuentra muy caliente, algo que Eduardo Martín Guerrero y Basmah Riaz interpretan como que se trata de un planeta rodeado de un disco de polvo caliente. En ese cúmulo se encontrarían satélites en formación pues a veces, cuando se observa en el en infrarrojo cercano, el planeta sufre ocultaciones, lo que serían pequeños eclipses creados por sus lunas. Este equipo sigue dando pasos para elevar, definitivamente, a este objeto a la categoría de planeta y completará, en breve, sus estudios con nuevas observaciones.
Más Información: Eduardo Martín Guerrero de Escalante. ege@iac.es, ege@cab.inta-csic.es
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