Los científicos creen que en el corazón de cada cometa se esconde un remanente de los orígenes del Sistema Solar. Sin embargo, cómo estos objetos se formaron hace unos 4.600 millones de años sigue siendo un misterio. Se especula con que restos de polvo y hielo se fueron uniendo y aprentando en una sola masa uniforme, o que una serie de mini cometas se reunieron para formar el núcleo de un objeto mayor. Sin embargo, existe un cometa, muy de actualidad después de que la sonda de la NASA Deep Impact se acercara a finales del pasado año a tan solo 700 kilómetros de distancia, que parece desbaratar todas las teorías de los científicos. Es el Hartley 2. «Nunca antes habíamos visto un cometa como éste», asegura Michael Mumma, del centro de vuelos espaciales Goddard, en Greenbelt, Maryland (EE.UU.). «El Hartley 2 podría ser el primero de una nueva clase». Y es que las detalladas imágenes del cometa obtenidas por la misión EPOXI de la NASA y los datos analizados por el equipo de Mumma revelan que su núcleo no es uniforme. «Tenemos evidencias de dos tipos diferentes de hielo en el núcleo, posiblemente tres», señala. «Pero al mismo tiempo vemos que su composición es muy consistente. Por lo tanto, algo sutil está sucediendo. No estamos seguros de lo que es».
Los investigadores observaron el Hartley 2 seis veces durante el verano, el otoño y el invierno de 2010, antes y después de que la Deep Impact tuviera su encuentro con el cometa en noviembre. El equipo de Mumma utilizó los datos obtenidos por telescopios situados en las montañas de Hawai y Chile para estudiar la coma del cometa, el aura de gas, polvo y partículas de hielo que rodean el núcleo.
Estas sustancias y partículas rocosas que conforman la coma son las pistas que los astrónomos utilizan para deducir de qué está formado el núcleo y cuál es su origen. Para ver qué tipo de moléculas existen ahí, los investigadores buscan firmas indicadoras cerca de la región de luz infrarroja, en longitudes de onda de 2,9 a 3,8 micrómetros. De esta manera, también es posible saber cómo abunda cada tipo de molécula.
Los hielos del Hartley-2 están mayoritariamente compuestos de agua, junto con restos de muchos otros tipos de moléculas, según pudieron comprobar los científicos. Esto se suma al abundante dióxido de carbono descubierto en el cometa en 1997 por la Agencia Espacial Europea (ESA).
Cambios impactantes
Mumma y sus colegas prestaron mucha atención a los niveles de agua y a otras siete moléculas que se evaporan fácilmente. Las moléculas permanecen congeladas ya sea dentro o debajo de la superficie del núcleo del cometa, hasta que los cálidos rayos del sol los evaporan y, a continuación, son arrastrados hacia el coma.
El equipo descubrió algo muy extraño: «La cantidad de agua cambiaba drásticamente cada noche, e incluso en una misma noche, en algunos casos, duplicándose en ese momento», asegura Mumma. Pero lo que de verdad sorprendió a los investigadores fue que al mismo tiempo que aumentaba la cantidad de agua, también lo hacían las cantidades de otros gases. Y, de igual forma, cuando disminuía el agua, los gases hacían lo mismo.
«Esta es la primera vez que alguien ha visto un conjunto completo de estos gases cambiando de la misma forma al mismo tiempo», señala el investigador. Este resultado es importante para los astrónomos, ya que, a menudo, estudian un cometa una sola vez y «no se dan cuenta de que si observas noche tras noche, los resultados pueden variar». En el peor de los casos, «puedes tener una idea equivocada sobre la composición del cometa».
La investigación aparece publicada en Astrophysical Journal Letters.http://www.abc.esleer mas
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