Mire a través de cualquier ventana con orientación hacia el Este, alrededor de media hora antes del amanecer. Si tiene una vista del horizonte sin obstrucciones, podrá ver a Mercurio, a Venus, a Marte y a Júpiter agrupados, muy cerca uno del otro, en una región del cielo cuyo ancho es menor que 10°. Si lo deseara, podría ocultarlos a todos con su mano extendida. Pero no lo haga, la vista es demasiado buena. La mejor mañana será la del 11 de mayo, cuando Venus y Júpiter se reúnan para formar una estrecha pareja separada solamente por 1/2°. (Ahora podrá ocultarlos usando un solo dedo.) Venus y Júpiter son tan brillantes que usted podría pensar que ha visto una supernova doble resplandeciendo a través del crepúsculo matutino. Pero no, simplemente estará viendo a los dos planetas más brillantes de nuestro propio sistema solar. Vigile a Venus en particular. Conforme el Sol se levante e inunde el cielo matutino de azul, la Diosa del Amor no se desvanecerá. De hecho, se puede avistar a Venus a plena luz del día, si se sabe dónde encontrarlo.
El 11 de mayo es sólo el comienzo. A lo largo del mes, el cuarteto de mundos cambiará su ubicación diariamente, produciendo de este modo distintas formas en el cielo antes del amanecer.
El 13 de mayo, por ejemplo, Mercurio, Venus y Júpiter formarán un brillante triángulo celeste, casi un triángulo equilátero. Será una lección de geometría antes del desayuno. El 20 de mayo, aparecerá un nuevo triángulo. En este caso, los vértices serán Marte, Venus y Mercurio. Consejo para la observación: Marte no es tan brillante como los demás. Quizás sea necesario utilizar binoculares como ayuda para encontrar y apreciar al planeta rojo bajo la luz del crepúsculo de la mañana.
El espectáculo llegará a su fin el 30 de mayo, cuando una exquisita Luna creciente se una a los cuatro planetas para el Gran Final: Cinco puntos de luz celestial que motean el cielo del Este al mismo tiempo.
¡Qué manera de iniciar el día!http://ciencia.nasa.govleer mas
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