Los impactos se encuentran entre las formaciones geológicas más ubicuas de nuestro sistema solar. Así que los científicos de la cámara HiRISE, a bordo de la nave Mars Reconnaisance Orbiter de NASA, quedaron encantados, pero no particularmente sorprendidos, cuando descubrieron algunos cráteres pequeños recién formados, en imágenes tomadas en 2008. Observados en cinco lugares en un rango de latitudes entre 43° y 56° norte, las excavaciones tienen típicamente entre 3 y 6 metros de diámetro y de un tercio a dos tercios de metro de profundidad. Un grupo debe de haber aparecido en algún momento entre junio y agosto, y otro algo mayor entre enero y septiembre.
Lo que ha dejado asombrados a los investigadores fueron las manchas blancas observadas dentro y alrededor de un puñado de estos cráteres diminutos. ¿Podría tratarse de hielo de agua? Sus colaboradores que trabajan con el instrumento CRISM de la nave pronto confirmaron que, en el caso que era suficientemente grande como para poder obtener un espectro, se trataba efectivamente de hielo de agua. Aparentemente, proyectiles del tamaño de un puño habían penetrado en la capa de hielo escondida bajo una cubierta de polvo de una profundidad aproximada de un tercio de metro.
Durante los meses siguientes, estas manchas de nieve fueron desapareciendo de vista gradualmente. El hielo de agua no es estable a las latitudes de los cráteres, así que lo más probable es que sublimara gradualmente, o vaporizara, a la atmósfera, dejando atrás un barniz del polvo con el que se había mezclado.
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