Nuevos resultados del Explorador del Límite Interestelar de la NASA (IBEX) revelan que el arco de choque, ampliamente aceptado por los investigadores como avanzada de la heliosfera --ya que abre camino a nuestro sistema solar través del tenue gas y el polvo de la galaxia-- , no existe en realidad. Según un artículo publicado en la revista Science, los últimos refinamientos en velocidad relativa y fuerza del campo magnético interestelar local previenen que la heliosfera --la burbuja que envuelve a la Tierra y los otros planetas de nuestro sistema-- desarrolle un arco de choque.
El arco de choque consistiría en gas ionizado o plasma que cambia abruptamente y de forma discontinua en la densidad en la región del espacio que se encuentra por delante de la heliosfera.
"El estampido sónico realizado por un avión rompiendo la barrera del sonido es un ejemplo terrenal de un arco de choque", dice el doctor David McComas, investigador principal de la misión IBEX. "A medida que alcanza velocidades supersónicas, el aire delante del avión no puede salir de la manera lo suficientemente rápida. Una vez que la aeronave llega a la velocidad del sonido, se produce un cambio instantáneo en la forma de la interacción, resultando en una onda de choque."
Desde hace aproximadamente un cuarto de siglo, los investigadores creían que la heliosfera se trasladaba a través del medio interestelar a una velocidad lo suficientemente rápida como para formar un arco de choque. Los datos del IBEX han demostrado que la heliosfera en realidad se mueve a través de la nube interestelar local a cerca de 83.000 kilómetros por hora, unos 11.000 más lento de lo que se pensaba, lo suficientemente lento como para crear más una onda que un arco de choque.
"Si bien es cierto que hay arcos de choque por delante de muchas otras estrellas, estamos encontrando que la interacción de nuestro Sol no alcanza el umbral crítico para formar un arco de choque, por lo que una onda es una representación más exacta de lo que está pasando por delante de nuestra heliosfera, similar a la ola hecha por la proa de un barco que se desliza por el agua ", dice McComas.
Otra influencia es la presión magnética en el medio interestelar. Los datos del IBEX, así como los anteriores observaciones de la Voyager, muestran que el campo magnético es más fuerte en el medio interestelar, por lo que requiere velocidades aún más rápidas para producir una onda de choque. La combinación de ambos factores apuntan ahora a la conclusión de que un arco de choque es muy poco probable.http://www.europapress.es leer mas
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