Estos cúmulos estelares realizaron su travesía en los últimos miles de millones de años.
Anteriormente, muchos astrónomos ya sospechaban que algunos cúmulos estelares globulares, conteniendo cada uno entre 10.000 y varios millones de estrellas, eran ajenos a nuestra galaxia, pero resultaba difícil identificar con certeza cuáles.
Utilizando datos recogidos por el Telescopio Espacial Hubble, el astrónomo Duncan Forbes de la citada universidad australiana, y su colega canadiense Terry Bridges, examinaron cúmulos estelares globulares en la Vía Láctea.
Luego los investigadores prepararon la mayor base de datos de alta calidad de la que se tenga noticia, para registrar la edad y las propiedades químicas de cada uno de estos cúmulos.
Utilizando esta base de datos fueron capaces de identificar en muchos de los cúmulos estelares globulares los rasgos delatadores de su origen externo.
El trabajo de los investigadores también sugiere que la Vía Láctea puede haberse tragado más galaxias enanas de lo que se pensaba anteriormente.
A pesar de que las galaxias enanas se fragmentan y sus estrellas son asimiladas por la Vía Láctea, los cúmulos estelares globulares de las galaxias enanas permanecen intactos y sobreviven como tales.
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