Una nueva clase de lunas en los anillos de Saturno que asemejan el comportamiento de un sistema solar fueron hallados por la sonda Cassini de la NASA.
Es la primera vez que los científicos han sido capaces de rastrear las órbitas de los objetos individuales en un disco de escombros.La investigación da a los científicos la oportunidad de escudriñar en la historia de nuestro sistema solar para revelar pistas acerca de los discos alrededor de otras estrellas que estén demasiado lejos para observarse directamente, informó en su portal el Laboratorio de Propulsión de la NASA (JPL, por sus siglas en inglés).
“Observar los movimientos de estos objetos incrustados en los discos ofrece una rara oportunidad para evaluar cómo los planetas crecieron e interactuaron con el disco de material que rodea el sol temprano”, dijo Carolyn Porco, del equipo de imágenes de la Cassini a del Instituto de Ciencias Espaciales en Boulder, Colorado.
Los resultados se publicaron en un nuevo estudio en la edición de julio, de la revista Astrophysical Journal Letters.
Los científicos que analizan los datos que captura la sonda Cassini descubrieron por primera vez las características de la hélice doble armada en 2006 en un área ahora conocida como los “cinturones de hélice” en medio del denso anillo más externo de Saturno, conocido como el anillo A. Los espacios fueron creados por una nueva clase de lunas - más pequeño que estos satélites naturales, pero más grandes que las partículas en los anillos - que podría despejar el espacio inmediatamente a su alrededor.
Estas lunitas, que se estima son varios millones, no fueron lo suficientemente grandes para salir de la órbita del planeta, como lo hicieron las lunas Pan y Daphnis.
El nuevo estudio, dirigido por Matthew Tiscareno, asociado con la Universidad de Cornell, Ithaca, Nueva York, informa sobre un nuevo grupo de lunas más grandes y más rara en una parte más alejada del anillo A de Saturno.
Las hélices de los nuevos objetos son cientos de veces más grandes que las lunitas, éstas se han observado por cuatro años.
Las lunas incrustadas en el anillo expulsan material hasta medio kilómetro por encima y por debajo del plano de los anillos, que está más allá del espesor típico de aproximadamente 10 metros.
La nave Cassini se encuentra demasiado lejos para ver las lunas en medio del material del anillo girando alrededor de ellas, pero los científicos estiman que miden alrededor de un kilómetro de diámetro, debido al tamaño de las hélices.
Tiscareno y sus colegas estiman que hay docenas de estos gigantes hélices, y 11 de ellas fueron fotografiadas varias veces entre 2005 y 2009.
Una de ellas, apodada Blériot en honor al famoso aviador Louis Bleriot, ha sido un auténtico “Forrest Gump”, apareciendo en más de 100 imágenes de la Cassini por separado y un espectrógrafo de imágenes ultravioleta de observación durante este tiempo.
En los cuatro años, las hélices gigantes han cambiado sus órbitas, pero los científicos aún no están seguros qué está causando los disturbios en sus viajes alrededor de Saturno.
Su camino puede ser alterado por chocar con otras partículas del anillo más pequeño, o por la atracción gravitatoria de las lunas grandes fuera de los anillos también pueden ser un factor.
Los científicos continuarán el seguimiento de las lunas para ver si el disco en sí está impulsando los cambios, similar a las interacciones que se producen en pequeños sistemas solares.
Si es así, Tiscareno dijo, esta sería la primera vez que se logra medir directamente.
La magnetósfera del gran Gigante
El campo magnético de Saturno es mucho más débil que el de Júpiter, y su magnetosfera es una tercera parte de la de Júpiter.
La magnetosfera de Saturno consta de un conjunto de cinturones de radiación toroidales en los que están atrapados electrones y núcleos atómicos.
Los cinturones se extienden unos 2 millones de kilómetros desde el centro de Saturno, e incluso más, en dirección contraria al Sol, aunque el tamaño de la magnetosfera varía dependiendo de la intensidad del viento solar (el flujo desde el Sol de las partículas cargadas).
El viento solar y los satélites y anillos de Saturno suministran las partículas que están atrapadas en los cinturones de radiación.
El periodo de rotación de 10 horas, 39 minutos y 25 segundos del interior de Saturno fue medido por el Voyager 1 mientras atravesaba la magnetosfera, que gira de forma sincrónica con el interior de Saturno.
La magnetosfera interactúa con la ionosfera, la capa superior de la atmósfera de Saturno, causando emisiones aurorales de radiación ultravioleta; recientes estudios muestran que en el polo norte del planeta existe en vez de un anillo de varias auroras menores cómo en Júpiter ó la Tierra una única gran aurora de forma anillada.
Rodeando la órbita de Titán, y extendiéndose hasta la órbita de Rea, se encuentra una enorme nube toroidal de átomos de hidrógeno neutro.
Un disco de plasma, compuesto de hidrógeno y posiblemente de iones oxígeno, se extiende desde fuera de la órbita de Tetis hasta casi la de Titán.
El plasma gira en sincronía casi perfecta con el campo magnético de Saturno Visto desde la Tierra, Saturno aparece como un objeto amarillento, uno de los más brillantes en el cielo nocturno.
Observado a través de un telescopio, los anillos A y B se ven fácilmente, mientras que los D y E sólo se ven en condiciones atmosféricas óptimas.
Con telescopios de gran sensibilidad situados en la Tierra se distinguen, en la niebla de la envoltura gaseosa de Saturno, pálidos cinturones y estructuras de bandas paralelas al ecuador Saturno es un planeta fácil de observar, pues es visible en el cielo la mayor parte del tiempo y sus anillos pueden observarse con cualquier telescopio de aficionado.
El Porvenir (mx) / www.astropampa.com
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