Por Miguel Artime | Astronomía para terrícolas
A todos los amantes de la ciencia ficción que leímos la famosísima novela "Contacto" de Carl Sagan (llevada luego al cine en 1997 y protagonizada por Jodie Foster) nos fascinó la escena en la que la doctora Arroway recibe una señal misteriosa desde el espacio profundo. No era para menos, la historia cuenta el "contacto" entre los humanos y una civilización extraterrestre. ¿Pero sabías que 20 años antes de que se estrenara la película, los científicos creyeron ser realmente contactados por otra civilización vecina?
En efecto, el próximo 15 de agosto se cumplirán 35 años desde que el radiotelescopio Big Ear, con sede en Delaware, Ohio (EE.UU.) recibiera una señal de origen desconocido y con una duración superior al minuto, proveniente de la constelación de Sagitario. Aquel telescopio barría el cielo en busca de alguna señal artificial, enviada por alguna civilización extraterrestre, en lo que se conocía como proyecto SETI. Fuese lo que fuese aquella señal de radio, era muchísimo más potente que el habitual ruido de fondo (hasta 30 veces más intenso) captado por el radiotelescopio. La señal no fue grabada, sino que simplemente se imprimió su registro en una sección de papel continuo siguiendo el procedimiento normal. De hecho, al contrario de lo que se ve en la película antes citada, en el momento en que fue captada por los instrumentos, no había nadie presenciando la llegada de la señal.
Fue unos días después cuando Jerry Ehman, profesor en la Universidad Estatal de Ohio, revisó el registro y plasmó su emocionada sorpresa en el papel continuo mediante la anotación "Wow!". Además, rodeó en una elipse el grupo de letras indicativas de la intensidad de la señal.
Para que os hagáis una idea de su potencia, el ruido de fondo se mostraba normalmente con números (comprendidos normalmente entre el 1 y el 4). Aquella señal superó la notación numérica y la alfabética, llegando a la "U".
Desde entonces, decenas de astrónomos profesionales y amateur han intentado volver a captar la ya mítica señal wow sin éxito alguno.
Ahora, un astrónomo amateur llamado Robert Gray, acaba de publicar un libro titulado "The elusive wow" (podríamos traducirlo como "la escurridiza wow") en el que explica entre otras cosas por qué aquella señal fue tan extraordinaria.
La siguiente respuesta de Gray es traducción de la que aparece en esta entrevista en Theatlantic.com.
- Desde un punto de vista técnico ¿qué hizo de aquella señal algo tan extraordinario?
"El asunto principal es el perfil de la señal, el modo en que sube y cae en setenta y dos segundos. Cuando apuntamos al cielo con estas grandes antenas en forma de plato, y un objeto emisor de radio se mueve, obtenemos una firma especial, una especie de huella dactilar. Esa huella dactilar es el resultado del "estruendo" de la fuente de radio creciendo lentamente, alcanzando un pico en el momento en el que el plato la apunta directamente, y luego decreciendo muy despacio a medida que el objeto escuchado sale fuera del alcance del radiotelescopio.
En el caso de la señal "Wow!", esa curva es perfectamente apreciable. Tiene exactamente el aspecto que tendría una señal de radio procedente del cielo, y es bastante improbable que ninguna otra cosa - como un avión, un satélite o lo que sea - deje una firma como esa.
Además, no caben demasiadas dudas de que se trataba de una señal de radio, y no la señal producida por alguna fuente natural, como un quasar. Y lo digo porque la Universidad Estatal de Ohio usaba un receptor con cincuenta canales, que es - para que se entienda - como tener cincuenta radios AM sintonizando cada una de las estaciones adyacentes.
Durante la captación de la "Wow!" ninguno de estos canales - con excepción de uno - mostraba ruido. Y esa no es la forma en que se captan las fuentes naturales de radio. Los quasars, pulsars y otras fuentes naturales de radio difunden ruido (estático) a lo largo de todas las frecuencias, en lugar de golpear una única frecuencia. Así que está bastante claro que ésta era una señal de radio, y no cualquiera de las millones de emisiones naturales que se pueden captar con un radiotelescopio. Tenía una banda muy estrecha, muy concentrada, exactamente como la de una estación de radio, o con el aspecto que tendría una emisión de radio proveniente de otro mundo".
Como vemos, casi treinta y cinco años después, la señal Wow! sigue despertando el mismo entusiasmo (aunque también bastante escepticismo) que en el momento en que aquella radioemisión - fuera lo que fuera - llegó a la Tierra.
Pero si era ET enviándonos un mensaje ¿Por qué no hemos vuelto a oírlos? Ese precisamente es parte del encanto, y del misterio, de este famosísimo episodio en la historia de los proyectos SETI. http://es.noticias.yahoo.com/blogs/astronomia-terricolas/ leer mas
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