Beatriz García es astrónoma, mendocina y activa difusora de la observación con proyectos didácticos e inclusivos. Participa en programas de radio y su “Observatorio para ciegos” atrajo a miles de personas en Tecnópolis La difusión de la astronomía ha tenido a Beatriz García como protagonista especial. Se doctoró en Astronomía en la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la Universidad Nacional de La Plata. Actualmente forma parte de la Colaboración Internacional del Observatorio Pierre Auger y es vicedirectora en representación del Conicet del ITeDA Mendoza, una subsede que fue creada por convenio entre la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), Conicet y Universidad Nacional de San Martín.
Beatriz se ha dedicado a la difusión de la astronomía con proyectos inclusivos como la publicación de su libro Las Constelaciones del Zodiaco: astronomía para ciegos y disminuidos visuales y el posterior desarrollo de un observatorio para ciegos. Entre sus publicaciones nos llama la atención sobre la necesitad de tener una visión más integrada de la ecología con su libro Ladrones de estrellas: ecología del cielo nocturno. Su actividad es intensa en la UTN, en el Observatorio Astronómico de Los Reyunos pero también en el Observatorio Meteorológico de la ciudad de Mendoza, ubicado en el Parque General San Martín. –¿Cuál es su rol en el observatorio Pierre Auger?
–Yo simplemente soy un miembro más de la colaboración internacional. Durante un tiempo estuve a cargo de las tareas de comunicación y difusión pero ya hace muchos años que hay otra persona porque las tareas se van repartiendo, nadie se eterniza en las funciones. En este momento, estoy coordinando el grupo mendocino que trabaja en el Pierre Auger y algunas tareas que están bajo nuestra responsabilidad asociadas con los detectores del observatorio y con nuevos detectores que se están instalando. La colaboración argentina está integrada por distintos institutos. En el caso nuestro hace muy pocos años conformamos un nuevo instituto que se llama ITeDA, Instituto de Tecnologías y Detección de Astropartículas. Su sede central está en la Comisión de Energía Atómica de Constituyentes y tiene una subsede aquí, en Mendoza. Mi función es coordinar ese grupo que participa en el Pierre Auger y que además trabaja en otros proyectos que tienen que ver con astrofísica.
–¿Qué tipo de investigación están haciendo ahora en el observatorio?
–Los trabajos que nosotros realizamos tienen que ver con investigación y con desarrollo, con diseño de nuevas tecnologías. En este momento estamos participando del desarrollo de un detector que se llama AMIGA, es un detector de muones, una de las partículas que se generan como consecuencia de la llegada del rayo cósmico a la tierra. Si se consigue contar el número de muones se puede determinar la masa del rayo cósmico, qué partícula original era. Este detector lo está desarrollando la Argentina en colaboración con Alemania, para eso en el Instituto no sólo hay científicos, es un trabajo en equipo en donde no sólo se hace ciencia básica sino también ciencia aplicada.
–¿Por qué se eligió Malargüe para la instalación del observatorio?
–Primero hubo una selección entre distintos países. La Argentina compitió para ser sede del observatorio y los países con los cuales competimos fueron Australia y Sudáfrica. Hubo una reunión en el año 1995 en la sede de la Unesco en París en donde se definió que fuera la Argentina el lugar que alojara el observatorio. Tuvieron que ver muchas cosas pero principalmente creo yo que en ese momento que la Argentina no tenía una tradición de ciencia de primer nivel, es un país periférico obviamente y no había demasiada tradición en desarrollo científico de primera línea, ahora ha cambiado eso pero en ese momento la Argentina recién estaba tratando de insertarse en el mundo con algún proyecto interesante en ciencia. El Pierre Auger era un emprendimiento muy interesante, es el observatorio más grande del mundo y la Argentina hizo una presentación muy buena en París. Dentro del país había tres sitios candidatos: Río Negro, Catamarca y Mendoza. Los científicos argentinos lo que hicimos fue estudiar los sitios, hacer un estudio de las condiciones climáticas, las condiciones de suelo y la factibilidad, la infraestructura. Finalmente decidimos que fuera Mendoza, que era el mejor de los tres lugares. El sitio fue elegido por toda la colaboración.
–¿Cómo impactó la ubicación del observatorio en Malargüe en el turismo a nivel científico?
–Para Malargüe fue un antes y un después. El observatorio Pierre Auger ha tenido un impacto muy importante sobre la ciudad, sobre la gente y ha modificado muchas cosas. Ha modificado efectivamente el turismo de una manera muy significativa, ha modificado hábitos de las personas porque hay muchos visitantes extranjeros. En la colaboración Auger participan alrededor de 500 científicos que, no están todo el tiempo en Malargüe, pero que hacen reuniones dos veces al año, de manera que dos veces al año Malargüe recibe una cantidad muy grande de gente que la visita. Está el observatorio que es un observatorio particular, no es como los tradicionales, no hay un telescopio sino que hay detectores desparramados en una enorme superficie de 3.000 km cuadrados, hay un centro de visitantes donde se dan charlas todos los días. Como consecuencia de que se instaló el observatorio aparecieron nuevos emprendimientos: de la mano del Pierre Auger aparece el planetario. Además del hecho de que el observatorio haya sido un proyecto exitoso, que se haya concretado, inclusive habiendo vivido momentos muy complicados, por ejemplo en el año 2001 estábamos en la mitad de la construcción y no se paró nunca, se terminó de construir en tiempo y forma a pesar de los vaivenes económicos, eso generó mucho respeto por parte de la comunidad científica internacional, porque a pesar de todos los problemas seguimos adelante y las cosas se hicieron, eso los sorprendió. Con este éxito es que viene también la antena de cielo profundo o la Deep Space Antenna de la Agencia Espacial Europea que se está instalando a 30 km de la ciudad de Malargüe, es la tercera en el mundo –hay otra en Australia y otra en España– y son antenas que se utilizan para contactarse con misiones satélites principalmente que están orbitando a Marte, con futuras misiones a Marte y a Venus. Así que Pierre Auger cambió muchas cosas no sólo en la provincia de Mendoza, y en Malargüe obviamente que modificó todo, en Malargüe ahora hay más hoteles, más restaurantes, la gente pregunta por el Pierre Auger, por el planetario. Se ha generado un interés por la ciencia muy grande, en las escuelas se dictan muchos más temas de ciencia, los chicos participan de las ferias de ciencia, hay becas que se ofrecen para hacer capacitaciones en el exterior, becas que ofrece Pierre Auger para alumnos que terminan la secundaria y puedan comenzar su formación universitaria en Estados Unidos, en fin, la sinergia que generó el Pierre Auger es enorme y estamos muy contentos porque cambiaron muchas cosas, los turistas que ni pasaban por Malargüe –iban derecho a Las Leñas–, ahora se alojan en la ciudad, saben que tiene muchos atractivos nuevos y eso le da un nuevo impulso a la ciudad y a su gente.http://www.mdzol.comleer mas
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