El lanzamiento representa más de nueve años de trabajo y 710 millones de euros de inversión. AFP |
"Ya no hay ningún satélite europeo que no pueda ser puesto en órbita por un servicio de lanzamiento europeo", señaló al término de la misión el director de la ESA, Jean-Jacques Dordain, ante una sala en la que se celebró sin remilgos el éxito de un lanzamiento que representa más de nueve años de trabajo y 710 millones de euros de inversión (942 millones de dólares).
El Vega, cuya referencia de carga es de 1,5 toneladas transportadas a 700 kilómetros de altitud, completa la familia de lanzadores que opera Europa y se suma al Ariane 5, para cargas pesadas, y los rusos Soyuz, que desde el pasado octubre despegan de Kurú con masas intermedias.
Las palabras del exastronauta sirvieron de punto final a una hora larga de tensión contenida que científicos y público padecieron en silencio y que dio paso a un estallido de aplausos, abrazos y pulgares alzados. Minutos después, entre la humedad tropical de Kurú se escuchaban cánticos entusiastas mezclados con champán.
Los responsables del lanzador, que habían insistido en que el vuelo inaugural tiene carácter experimental, temían que se repitiese el desastre del 5 de junio de 1996, cuando el Ariane 5 explotó un minuto después de abandonar por primera vez la plataforma de lanzamiento, convirtiendo el cohete y su carga en un reguero de piezas incandescentes en el cielo.
Pero el trabajo científico de una década permitió que el vuelo inaugural del Vega, denominado VV01 y operado por Arianespace, completara con éxito su agenda.
En las tres primeras fases se quemaron -en 5 minutos y 47 segundos- 122,3 toneladas de combustible sólido para llevar la carga útil hasta la órbita deseada.
A continuación, el "cerebro" del Vega, un módulo de 20 metros cúbicos llamado AVUM, inició un complejo baile espacial de una hora y 15 minutos en el que encendió y apagó varias veces sus motores, para expulsar el satélite LARES, tecnología italiana que pretende analizar la distorsión del espacio-tiempo enunciada por Albert Einstein.
Después abandonó el cohete el ALMASat-1, concebido en la Universidad de Bolonia (Italia) y, finalmente, los siete "nanosatélites" CubeSats desarrollados por siete universidades europeas gracias al trabajo de 250 estudiantes de 10 países distintos.
El ejemplar español de la carga de "picosatélites" de forma cúbica con 10 centímetros de lado y un kilo de peso, el Xatcobeo, ha sido desarrollado por la Universidad de Vigo, en colaboración con el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), Retegal y el Ministerio de Ciencia e Investigación.
El responsable del proyecto, Fernando Aguado, que siguió en vivo el despegue, comentó a Efe que el lanzamiento fue "un momento muy emocionante, inigualable" y agradeció "estos años de trabajo" a los estudiantes y al INTA.
El Xatcobeo llevará a cabo una campaña de medidas de radiación de partículas de alta energía, prácticamente en el anillo interior de Van Allen, que podría cristalizar con aplicaciones que van desde la recepción de señales de vigilancia marítima hasta la captación de imágenes de media resolución para el control de incendios.
España, junto con Francia, Holanda, Bélgica, Suecia y Suiza, es uno de los países que ha contribuido (con un 4,6 por ciento) al éxito de un cohete donde prima el sello de Italia, que inició el sueño de desarrollar el pequeño lanzador y que ha generado más de la mitad de la nave.
La industria aeroespacial española recuperará su inversión de unos 33 millones de euros (43,8 millones de dólares) a través de contratos con empresas como EADS CASA Espacio o Astrium Crisa, que participan en la fabricación del cohete.
Los próximos cinco lanzamientos del Vega están asegurados a través del programa Verta de la ESA, que aportará 400 millones de euros adicionales para esa serie.
Después, el Vega iniciará su andadura comercial a un ritmo de dos lanzamientos por año a un precio de unos 32 millones de euros por despegue (unos 42 millones de dólares) para hacerse un hueco en el mercado global que proporcionan anualmente entre 30 y 40 satélites. CRÉDITOS: EFE / RGHSleer mas
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