No todas las explosiones son iguales. Algo que puede ser tan cierto para los efectos especiales de las películas como para las estrellas. Hasta ahora, los científicos sólo habían observado dos tipos básicos de estrellas en explosión, conocidas como supernovas, pero resulta que hay una más. Investigadores del Instituto Weizmann de ciencia, en colaboración con colegas de todo el mundo -entre ellos astrofísicos del instituto Max-Planck de Alemania o del Centro Harvard-Smithsoniano-, han identificado un tercer tipo de supernova. SN 2005E, como ha sido bautizada, no sólo es una curiosidad astronómica. Su existencia puede explicar algunos fenómenos enigmáticos en el Universo, como la presencia del calcio en el cosmos y hasta en nuestros huesos. El estudio aparece publicado en la revista Nature.
Los dos primeros tipos de supernovas son gigantes jóvenes y calientes que salen disparadas con violencia a medida que se colapsan bajo su propio peso, o son viejas y densas enanas blancas que estallan en una explosión termonuclear. La nueva supernova apareció en el objetivo de los telescopios a principios de enero de 2005. Los científicos comenzaron a recoger y combinar datos con diferentes instrumentos ópticos de todo el mundo, midiendo la cantidad de material arrojado en la explosión y su composición química. Pronto descubrieron que el fenómeno no se ajustaba a los parámetros conocidos.
Una reacción nuclearPor un lado, la cantidad de material arrojado desde la supernova era demasiado pequeña para haber venido de una gigantesca explosión. Además, su ubicación, distante de los centros donde se forman las estrellas, implicaba que era una estrella más antigua que había tenido tiempo de escapar de su lugar de nacimiento. Por otro lado, su composición química tampoco coincidía con el segundo tipo ya conocido, ya que tenía niveles inusualmente altos de calcio y titanio, productos que suelen encontrarse en una reacción nuclear de helio, en lugar de carbono y oxígeno. «Nunca antes habíamos visto algo así», admite Paolo Mazzali, del Instituto Max-Planck. Los investigadores creen que la supernova puede haberse producido con la relación de dos enanas blancas. Una de ellas le roba helio a la otra y se produce la explosión. «La estrella donante es probablemente destruida en su totalidad durante el proceso, pero no estamos muy seguros sobre el destino de la estrella ladrón», explica otro de los investigadores, Avishay Gal-Yam, del Instituto Weizmann.
Los científicos creen que otras supernovas observadas anteriormente pueden encajar en este patrón y explicar algunos fenómenos enigmáticos en el Universo. Por ejemplo, podría ayudar a explicar la prevalencia del calcio tanto en el cosmos como en nuestros huesos, y también podría explicar las concentraciones observadas de los positrones en el centro de nuestra galaxia, unas partículas idénticas a los electrones pero con carga opuesta que algunos creen responsables de la misteriosa materia oscura.
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