Ilustración de artista. La corona magallánica, el halo de gas difuso, caliente y cargado eléctricamente que rodea a las Nubes de Magallanes, aparece en color púrpura en esta ilustración. La corona alcanza una extensión de más de 100 000 años luz desde la masa principal de estrellas, gas y polvo que constituyen las Nubes de Magallanes, mezclándose con la corona más caliente y masiva que rodea a la Vía Láctea. Crédito: NASA, ESA, Leah Hustak (STScI) .
Los científicos han confirmado la existencia de una escurridiza «corona magallánica», un halo protector de has caliente ionizado que sólo había sido predicho teóricamente y que envuelve a las galaxias compañeras de la nuestra conocidas como la Gran y la Pequeña Nube de Magallanes. Este escudo impide que nuestra Vía Láctea les robe el gas que necesitan para formar estrellas.
Esta corona magallánica, compuesta de gas cargado eléctricamente y con temperaturas de medio millón de grados, actuaría como una zona de choque cósmica alrededor de las Nubes de Magallanes, manteniendo las estrellas y discos relativamente ilesos durante colisiones. «Cualquier cosa que intente pasar hacia las galaxias tiene que atravesar primero este material, de modo que puede absorber parte del impacto», explica Dhanesh Krishnarao (Colorado College, USA). «Además, la corona es el primer material que puede ser extraído. Regalando un poco de la corona, proteges el gas que está dentro de la propia galaxia y le permite formar estrellas nuevas».