En las lejanas distancias del universo, a casi 13 mil millones de años-luz de la Tierra, se esconde una extraña especie de galaxia. Envuelta en polvo y con brillo débil por la gran distancia a la que se encuentra, ni siquiera el telescopio espacial Hubble podía espiarla. Se necesitó del poder del telescopio espacial Spitzer de NASA para descubrir, no una, sino cuatro sorprendentes galaxias rojas. Y mientras que los astrónomos pueden describir a los miembros de esta nueva "especie", no pueden explicar qué es lo que las hace tan rojizas. Spizter tuvo éxito allá donde Hubble falló gracias a que Spitzer es sensible a la luz infrarroja, luz tan roja que está más allá de la parte visible del espectro. Las galaxias recién descubiertas son más de 60 veces más brillantes en el infrarrojo de lo que lo son en los colores más rojos que Hubble puede detectar.
"Hubble nos ha mostrado algunas de las primeras protogalaxias que se formaron, pero ninguna se parece a estas. En un cierto sentido, estas galaxias podrían ser un "eslabón perdido" en la evolución de las galaxias", comenta un coautor del trabajo, Giovanni Fazio, del CfA. http://observatori.uv.es/leer mas
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