Siendo el planeta más cercano al Sol, Mercurio está infernalmente caliente, con temperaturas diurnas de más de 450 grados centígrados. Es también el planeta rocoso más pequeño, así que su fuerza de gravedad es débil, sólo un 38% la de la Tierra. Estas condiciones hacen complicado que el planeta pueda retener su atmósfera, que es extremadamente delgada, e invisible al ojo humano. Sin embargo, puede ser observada por instrumentos especiales instalados en telescopios y naves espaciales como MESSENGER (MErcury Surface, Space ENvironment, GEochemistry, and Ranging).
"La atmósfera de Mercurio es tan delgada que se habría desvanecido hace tiempo si no hubiese algo que la esté reponiendo", comenta el Dr. James A. Slavin, del Centro de Vuelo Espacial Goddard de NASA. Este algo podría ser el viento solar, un delgado gas de partículas cargadas eléctricamente, llamado plasma, que sopla constantemente desde la superficie del Sol. El viento solar se mueve rápidamente, normalmente a unos 400 a 600 kilómetros por segundo; suficientemente rápido como para arrancar átomos de la superficie de Mercurio. A través de un proceso conocido como "chisporroteo", las partículas del viento solar que chocan contra la superficie de Mercurio transfieren suficiente energía para lanzar algunos átomos en trayectorias balísticas muy por arriba de la superficie y reponer la atmósfera de Mercurio, según Slavin.
Durante su segundo paso sobre Mercurio el 6 de octubre de 2008, MESSENGER descubrió que el campo magnético de Mercurio puede tener muchas fugas. La nave espacial encontró "tornados" magnéticos - haces retorcidos de campos magnéticos que conectan el campo magnético del planeta con el espacio interplanetario - con un tamaño de hasta 800 km o un tercio del radio del planeta.
"Estos 'tornados' se forman cuando los campos magnéticos transportados por el viento solar conectan con el campo magnético de Mercurio", comenta Slavin. "Cuando el viento solar sopla hasta más allá del campo de Mercurio, estos campos magnéticos unidos son transportados con él y se retuercen en estructuras similares a vórtices. Estos tubos de flujo magnético retorcidos, técnicamente conocidos como sucesos de transferencia de flujo, forman ventanas abiertas en el escudo magnético del planeta, a través de las cuales el viento solar puede entrar y chocar directamente con la superficie de Mercurio".
Fuente: http://www.uv.es/obsast/es/divul/noticias/hoy.html
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