Malargüe, donde ya se levanta el mayor proyecto astrofísico de la historia,el observatorio de rayos cósmicos Pierre Auger, accederá ahora a un club de elite en la exploración espacial: la Agencia Espacial Europea (ESA) acaba de elegir a la Argentina para instalar allí una antena de su red Deep Space, encargada de recibir y enviar datos a sus misiones interplanetarias.El gigante tecnológico, que pesa 600 toneladas y despliega un plato de 35 metros de diámetro, será la tercera de una red que ya tiene dos antecedentes en Cebreros, España, y New Norcia, Australia."La idea es hacer un trípode", explica muy gráficamente el doctor Marcos Machado, investigador científico de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae). Esta triangulación le permitirá a la ESA asegurar una cobertura durante las 24 horas para sus misiones.
La elección llegó luego de una reñida competencia. La Argentina fue elegida entre 20 sitios posibles en América latina, pero esencialmente después de evaluar ventajas y desventajas comparativas con las que ofrecía Chile, país cuya cooperación con Europa tiene una larga historia.
Seguramente, en la decisión pesaron no sólo las características geográficas del área, desértica y libre de interferencias radioeléctricas que puedan obstaculizar las comunicaciones, sino también los impecables antecedentes de la Conae y del observatorio Pierre Auger, de destacada actuación en el plano internacional.
"Tuvimos reuniones y presentamos desde la infraestructura disponible hasta el interés científico ?comenta Machado?. Y resulta que ganamos. Es la primera vez de muchas opciones que la ESA opta por la Argentina en lugar de Chile."
La antena y la estación de recepción asociada se levantarán en un terreno de un kilómetro cuadrado al sur de la localidad mendocina. Según explica Félix Menicocci, secretario general de la Conae, el terreno es privado, pero su dueño se lo dona a la Municipalidad de Malargüe, que a su vez lo da en comodato.
Más allá de la inversión que realizará la ESA, en el contrato se estipula que la municipalidad se compromete a construir el camino, tender la instalación eléctrica y hacer las perforaciones para que haya provisión de agua.
"Ya acordamos con la Comisión Nacional de Comunicaciones para que les mantengan el área «limpia»; es decir, libre de interferencias. En Australia, donde se instaló otra de estas antenas, ahora tienen que vérselas con el problema de la «contaminación» radioeléctrica", afirma Menicocci.Como contrapartida, la comunidad científica argentina tendrá derecho a utilizar el 10% del tiempo útil de la antena en sus propios estudios.
Fuente Diario Nacion
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