Se sabe desde hace tiempo que algo raro está sucediendo en este sistema binario de estrellas, pero hasta ahora no se tenía ninguna idea clara sobre qué podía ser. La precesión de las órbitas de las dos estrellas que se orbitan mutuamente, es decir, la forma en que el plano de las órbitas cambia su inclinación con el paso del tiempo, como el bamboleo de una peonza conforme gira sobre sí misma, parece tener lugar cuatro veces más despacio de lo que predice la teoría. La anomalía es tan inesperada que en su día se vio como una posible prueba en contra de la largamente aceptada teoría de la relatividad de Einstein.
Pero la verdadera razón parece ser mucho menos radical, aunque todavía sigue siendo un fenómeno único entre las estrellas observadas.
Las nuevas observaciones de las estrellas, ubicadas a unos 2.000 años-luz de la Tierra, y que se orbitan mutuamente con una separación de alrededor de un quinto de la distancia de la Tierra al Sol, fueron hechas por Simon Albrecht, Joshua Winn y otros. Utilizando un espectrógrafo de alta resolución llamado Sophie en un telescopio de 1,93 metros en el Observatorio de Haute-Provence, Francia, encontraron una respuesta al misterio.
Las nuevas observaciones, después de un análisis detallado, revelan que una de las dos estrellas está inclinada al menos 70 grados respecto de la vertical, y la otra está inclinada en más de 80 grados en sentido opuesto.
Ambas componentes de la pareja están por tanto "tumbadas" sobre sus costados, respecto al plano generado por la órbita de cada estrella alrededor de la otra, en lugar de estar "erguidas" como la mayoría de estrellas binarias. Debido a que las estrellas giran sobre sí mismas lo bastante rápido como para tener un abultamiento ecuatorial importante (como sucede a menor escala en la Tierra, donde el diámetro ecuatorial es mayor que el diámetro polar), estos abultamientos inclinados producen una interacción de mareas inusual entre las estrellas que contrarresta las fuerzas que normalmente causarían el ritmo de precesión esperado y que provoca ese enlentecimiento de la precesión.
Con esta explicación, la Relatividad de Einstein ha esquivado otra bala.
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