Una visualización del ambiente magnético que rodea la Tierra. Crédito: Martin Rother/GFZ Research Centre for Geosciences. |
Utilizando medidas del primer satélite estadounidense que viajó al espacio, el Explorer 1, el físico James Van Allen descubrió en 1958 que el espacio es radiactivo. La Tierra está rodeada por dos anilos con forma de dónut de radiación de partículas cargadas, un anillo interior de electrones de alta energía e iones positivos y un anillo exterior de electrones de alta energía.
Las partículas que son más peligrosas para las naves espaciales son los electrones relativistas y ultrarrelativistas. Estos últimos, también llamados "electrones asesinos", son especialmente peligrosos y pueden penetrar los sistemas más protegidos y valiosos del espacio, según afirma Yuri Shprits (UCLA), que ha dirigido la investigación. Aunque es posible proteger los satélites de las partículas relativistas, escudarlos de las ultrarrelativistas es prácticamente imposible.
Comprender la dinámica de estas partículas ha sido un gran reto para los científicos desde que Van Allen descubriera la radiación espacial. La medición detallada de los investigadores ha demostrado ahora que las ondas de ciclotrón de iones electromagnéticas desvían partículas hacia la atmósfera, afectando sólo a los electrones ultrarrelativistas, no a las partículas relativistas. "Nuestro descubrimiento resuelve una pregunta científica fundamental sobre nuestro ambiente espacial y puede ayudar a desarrollar métodos de limpieza de la radiación dañina de los cinturones de radiación y hacer que el ambiente alrededor de la Tierra sea más benevolente para los satélites", afirma Shprits.http://observatori.uv.es/
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