El proyecto CTA consistirá en una red de entre 50 y 80 telescopios, con espejos de 6, 12 y 24 metros de diámetro |
En comunicación telefónica con TELAM, el doctor Félix Mirabel, investigador superior del CONICET en el Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE) y ex director del Observatorio Europeo Austral (ESO) en Chile, explicó con detalle que el CTA pretende estudiar, por ejemplo, “fenómenos que se producen en las cercanías de los agujeros negros cuando estos succionan materia y producen eyecciones de partículas y radiación muy energética. Es la más energética que se produce en el Universo después del Big Bang”.
Hasta el momento, esos fenómenos han sido mayormente estudiados fuera de la
atmósfera, por medio de satélites, pero también “ha habido algunos experimentos piloto en Namibia, Estados Unidos, Japón y Australia, que han mostrado que existe un gran potencial para estudiar estos fenómenos desde la superficie terrestre. Por medio de tecnologías que se están desarrollando, se puede utilizar la atmósfera como parte del telescopio gracias a un tipo de radiación conocida como Radiación Cherenkov”, explicó el científico.
La radiación Cherenkov se produce cuando la luz de muy alta energía llega a la atmósfera, disocia las moléculas y produce una radiación ultravioleta y óptica que es detectada con estos telescopios específicos. Así, es posible inferir indirectamente de dónde han provenido esos fotones de altísima energía.
Justamente, el Proyecto CTA buscará detectar esta radiación que proviene del Universo a través de una red de entre 50 y 80 telescopios. Según el doctor Mirabel, “los telescopios tendrán espejos de 6, 12 y 24 metros de diámetro aproximadamente. Hasta ahora en los experimentos se han utilizado, por ejemplo, un máximo de cuatro telescopios de 10 metros de diámetro. Pero estos van a ser entre 50 y 80 telescopios con técnicas de detección más perfeccionadas”.
Actualmente, el proyecto se encuentra en una fase preparatoria que dura unos tres años, de los cuales ya se ha cumplido el primero. Durante esta fase, científicos de todo el mundo —incluidos de la Argentina—, se encuentran “definiendo cuál va a ser la característica final de este futuro observatorio y realizan estudios de diferentes aspectos para perfeccionar al máximo las características de los telescopios y la selección del sitio”, aseguró Mirabel.
El doctor Mirabel —quien gracias a la experiencia de dirigir observatorios europeos en Chile, hoy es el coordinador Internacional para la evaluación de la infraestructura y la selección de los sitios candidatos para el proyecto CTA— agregó además que “va a haber dos versiones de este proyecto: una en el hemisferios sur, que va a ser la más grande, y otra en el hemisferio norte”.
Mientras que en el hemisferio norte los países que se disputan la sede del observatorio son Estados Unidos, España, Méjico y China; en el hemisferio sur existen dos países que esencialmente se están perfilando como candidatos: Namibia y Argentina. La primera es apoyada por Sudáfrica y propone para ser sede dos lugares, uno de los cuales está ubicado en uno de los desiertos más secos del mundo. Argentina, por su parte, ha sugerido a través de una propuesta argentino-brasileña, que los lugares sean la cordillera sanjuanina, específicamente en el complejo astronómico y observatorio “El Leoncito”; o un emplazamiento en la puna salteña, a 20 kilómetros al norte de San Antonio de los Cobres. Al respecto, Félix Mirabel indicó que “se necesita una atmósfera frecuentemente muy despejada. Y tanto los desiertos de Namibia, como los lugares propuestos por Argentina son sitios muy secos y con muy poca nubosidad”. Además, se exige que la planicie tenga unos 10 kilómetros cuadrados como mínimo, que se ubique entre 2000 y 4000 metros sobre el nivel del mar y dentro de un determinado rango de latitud.
¿Qué probabilidades tiene la Argentina de ser elegida como país huésped? “Por empezar la ventaja del país, lo cual no quiere decir que vaya a se seleccionado, radica en el hecho de que
Argentina tiene una comunidad ya desarrollada sobre la base del Observatorio Pierre Auger [NdR: Se trata del centro dedicado a la detección de rayos cósmicos de alta energía, en Malargüe, Mendoza]. Y la ciencia y los objetivos que se quieren desarrollar con este nuevo proyecto son muy cercanos a los del proyecto Auger. Pero, mientras el proyecto Auger detecta “partículas” de muy alta energía que llegan a la atmósfera, el proyecto CTA pretende detectar “luz” de muy alta energía. Las fuentes en el universo responsables, tanto de la emisión de partículas como de luz de muy alta energía, son en general las mismas. Entonces, la comunidad científica del proyecto Auger va a poder contribuir en forma muy eficiente en la instalación y operación de este nuevo observatorio”, precisó Mirabel. Además, la Argentina —como país huésped— ya ha ofrecido colaboración científica al proyecto CTA a través del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, el CONICET y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
Con respecto a los plazos, se estima que en aproximadamente unos 10 o 12 meses quedarían definidos los dos sitios que van a competir finalmente, uno en Namibia y otro en la Argentina. Y luego, en un año y medio más, finalmente se tomará la decisión sobre el país huésped. Así, los trabajos de construcción del observatorio y el emplazamiento de los telescopios comenzarían en el año 2015. Según Mirabel, “el costo total, incluyendo la instrumentalización más el salario del personal que va a construir los telescopios, se calcula que llegará a ser de unos 400 millones de euros”, finalizóhttp://cienciaytecnologia.telam.com.ar/.leer mas
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