(Traducción de extractos del discurso del principal climatólogo de la NASA, actuando como un particular, ante el Congreso de Estados Unidos, el 23 de Junio, 2008.)
30 Junio, 2008) Mi presentación de hoy tiene lugar exactamente 20 años después de mi testimonio ante el Congreso, el 23 de junio de 1988, que alertaba al público de que el calentamiento global estaba en marcha. Entre aquella fecha y el presente existen sorprendentes semejanzas, pero una gran diferencia.
De nuevo, ha crecido la brecha entre lo que la comunidad científica relevante sabe acerca del calentamiento global y lo que saben los políticos y la población. Hoy como ayer, la evaluación franca de datos científicos lleva a conclusiones que conmocionan a la clase política. Hoy como ayer, puedo afirmar que dichas conclusiones tienen un grado de certeza superior al 99%.
La diferencia está en que, actualmente, hemos agotado el tiempo disponible para emprender las acciones necesarias que desactiven la bomba de relojería del calentamiento global. El año que viene, el nuevo Presidente y el Congreso deberán trazar un plan en el que los Estados Unidos ejerzan el liderazgo correspondiente a nuestra responsabilidad en la peligrosa situación actual. De lo contrario, resultará inútil tratar de reducir el dióxido de carbono atmosférico a niveles que eviten que el sistema climático alcance un punto de inflexión más allá del cual se producirá una espiral de desastrosos cambios climáticos que escapará al control de la Humanidad.
[...] El 20 de junio de 1988, testifiqué en la audiencia de una comisión, presidida por el senador Tim Wirth de Colorado, que la tierra mostraba una tendencia al calentamiento a largo plazo, y que ello se debía casi con toda seguridad a los gases de efecto invernadero provocados por el hombre. Señalé que el calentamiento global potenciaba ambos extremos del ciclo hidrológico, es decir, incendios forestales y sequías más pertinaces por una parte, pero también lluvias más intensas e inundaciones. Mi testimonio fue recibido con escepticismo hace dos décadas. Aunque el escepticismo es la savia de la ciencia, puede confundir a la gente.
[...] Mis conclusiones de 1988 se basaban en una amplia gama de datos procedentes de la física elemental, estudios planetarios, observaciones de los cambios en curso y modelos climáticos. Los indicios eran lo bastante sólidos como para que pudiese decir que había llegado el momento de "dejarse de palabrería". Estaba seguro de que, con el tiempo, la comunidad científica llegaría a un consenso semejante, como así fue. A pesar de que el reconocimiento internacional del calentamiento global fue rápido, se ha vacilado a la hora de actuar. EE UU. rehusó poner coto a sus emisiones, y algunos países en vías de desarrollo, como India y China, aumentaron rápidamente sus emision
Dr. James E. Hansen, a physicist by training, directs the NASA Goddard Institute for Space Studies, a laboratoryof the Goddard Space Flight Center and a unit of the Columbia University Earth Institute, but he speaks as a private
citizen today at the National Press Club and at a Briefing to the House Select Committee on Energy Independence &
Global Warming.