viernes, 6 de marzo de 2015

Una nueva técnica permite el análisis de nubes alrededor de exoplanetas

El análisis de datos del telescopio espacial Kepler ha demostrado que aproximadamente la mitad de la cara diurna del exoplaneta Kepler-7b está cubierta por una gran masa de nubes. La comparación estadística con más de 1000 modelos atmosféricos muestra que estas nubes están formadas probablemente por enstatita, un mineral común en la Tierra que se encuentra en forma de vapor a la temperatura extrema de Kepler-7b. Estos modelos cambiaban la altura, condensación, tamaño de partículas y composición química de las nubes para buscar la reflectividad correcta y las propiedades de color coincidentes con las observadas en el planeta. Crédito: NASA/ José-Luis Olivares, MIT.
Investigadores del Departamento de Ciencias Planetarias, Atmosféricas y de la Tierra del MIT describen en un artículo científico una técnica que permite analizar datos del observatorio espacial Kepler de NASA y determinar los tipos de nubes en los planetas que están en órbita alrededor de otras estrellas, conocidos como exoplanetas.

El equipo, dirigido por Kerri Cahoy, ya ha empleado este método para determinar las propiedades de las nubes del exoplaneta Kepler-7b. El planeta es conocido como un "júpiter caliente" ya que las temperaturas en su atmósfera se encuentran alrededor de los 1700 Kelvin.

Los investigadores habían demostrado con anterioridad que estudiando las variaciones en la cantidad de luz procedente de estos sistemas de estrellas cuando un planeta transita, es decir, pasa por delante de ellas, pueden detectar la presencia de nubes en la atmósfera de ese planeta. Esto es debido a que las partículas dentro de las nubes dispersan luz de diferentes longitudes de onda.


Para averiguar si estos datos podrían ser utilizados para determinar la composición de estas nubes, los investigadores del MIT estudiaron la luz de Kepler-7b. Emplearon modelos de temperatura y presión de la atmósfera del planeta para determinar qué tipos de nubes se formarán en ella, según comenta el director del trabajo, Matthew Webber. "Entonces empleamos los modelos de nubes para determinar cómo la luz se reflejaría en la atmósfera del planeta [para cada tipo de nube], e intentamos comparar estas posibilidades con las propias observaciones de la misión Kepler", sigue Webber.

Trabajando de este modo hacia atrás, los científicos fueron capaces de encontrar coincidencias entre los datos de Kepler y un tipo de nube formada por silicatos y magnesio vaporizados. Las temperaturas extremadamente altas de la atmósfera de Kepler-7b indican que algunos minerales, que existen comúnmente en la superficie de la Tierra como rocas, se encuentran en forma de vapores a gran altura en la atmósfera del planeta. Estos vapores minerales forman pequeñas partículas en las nubes cuando se enfrían y condensan.http://observatori.uv.es/

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