miércoles, 21 de marzo de 2012

Swift de NASA reduce los orígenes posibles de una importante clase de supernovas

Estudios en rayos X y ultravioleta obtenidas con el satélite Swift de NASA proporcionan nuevos datos acerca del esquivo origen de una importante clase de estrella en explosión llamada supernova tipo Ia.

Estas explosiones, que pueden brillar más que su galaxia durante semanas, emiten grandes cantidades de energía en longitudes de onda del visible. Estas cualidades las convierten en una de las herramientas más valiosas para medir distancias en el universo. Como los astrónomos conocen el brillo intrínseco de las supernovas de tipo Ia, lo brillantes que parecen revela directamente lo lejos que están. Los astrónomos han sabido durante décadas que las supernovas de tipo Ia se originan en un resto de estrella llamado enana blanca, que detona cuando alcanza una masa crítica. Pero lo que rodea a la preparación de la explosión ha sido más difícil de averiguar.

Según la teoría más popular, una estrella enana blanca está en órbita alrededor de una estrella normal y toma un flujo de materia de ella. Este gas fluye hacia la enana blanca, que gana masa hasta que alcanza un límite crítico y sufre una explosión catastrófica. "Un detalle desconocido es qué tipos de estrellas residen en estos sistemas. Puede tratarse de una mezcla de estrellas como el Sol, o estrellas supergigantes rojas y azules más masivas", según Brock Russell.

Brock Russel and Stefan Immler combinaron los datos en rayos X de 53 de las supernovas de tipo Ia más cercanas conocidas, pero no pudieron detectar ninguna fuente puntual de rayos X. Las estrellas vierten gas y polvo a lo largo de sus vidas. Cuando una onda de choque de una supernova atraviesa este material, éste se calienta y emite rayos X. La ausencia de rayos X de la combinación de supernovas muestra que las estrellas supergigantes, e incluso las estrellas tipo sol en la fase tardía de gigante roja, es poco probable que estén presentes en las binarias nodrizas.

Este estudio, junto con otro de Peter Brown, de la Universidad de Utah en Salt Lake City, sugieren que la compañera de la enana blanca es bien una estrella más pequeña y joven similar a nuestro sol, u otra enana blanca. l
http://observatori.uv.es/ieer mas

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